Hoy se cumplen 33 años del tornado que azotó San Pedro y que dejó daños como nunca antes ningún fenómeno natural había causado.
Fue la noche del sábado 3 de noviembre de 1990 cuando después de un día extenuante, impropio para la fecha, vientos huracanados de increíble intensidad, lluvia copiosa y piedras que hasta alcanzaron en algunos casos casi el kilogramo, dejaron la ciudad y la campaña con tantos deterioros que nadie podía creerlo. Techos, viviendas, automóviles, cristales, árboles y hasta animales, resultaron afectados por el tornado. Además de dejar secuelas psicológicas en numerosas personas, especialmente niños.
San Pedro fue declarado zona de desastre y fue necesario trabajar arduamente para reedificar los sectores más castigados por el fenómeno.
Pese al paso de los años, nadie olvida aquella noche, calificada como de terror. Sin dudas, la definición más correcta de un momento que, quienes lo vivieron, tienen un antes y un después meteorológicamente hablando.