En Campo Spósito hay un químico, un profesor de Matemáticas y un médico ginecólogo. ¿Qué hacen acá? Despuntan el vicio de aquello que los apasiona: la paleontología. Son José Luis Aguilar, Walter Parra y Julio Simonini, tres vecinos de San Pedro que integran el grupo conservacionista de la localidad y fundadores del Museo Paleontológico, que data de 2003.
De Esperanza, Santa Fé, Julio Simonini –el ginecólogo– cuenta que el tema le interesa desde chico. Vivía en el campo y lo conmovió un gliptodonte que apareció después de una lluvia. Similar es el caso de Jose Luis Aguilar –el químico– que el diciembre de 1998, mientras buscaba plantines de ombú para hacer bonsái, notó que un hueso se diferenciaba a todos los que había visto antes. Era el fémur de un armadillo. Un poco más accidental es el caso de Walter Parra, el profesor de matemáticas. Criado en San Pedro, creció escuchando sobre los fósiles de dinosaurios y los restos de vasijas de indígenas que se acumulan a orillas del río. Una vuelta, hace once años, pinchó una rueda mientras transitaba un camino de ripio que lo traía de Ramallo y cuando se bajó del auto para cambiar la goma un conjunto de huesos le llamó la atención. Fue entonces que se contactó con el museo y se enteró que había encontrado los restos de un megaterio de 500.000 años, que ahora se expone en una de las paredes del museo.
"Después de lo del bonsái, cada tanto salíamos a buscar fósiles en lugares con potencial: barrancas del río, canteras de extracción de tosca… Porque ahí donde cavás, viajás a la prehistoria”, señala Jose Luis. Y sigue: “El 3 de noviembre de 2001, cuando todavía estábamos iniciando la actividad, desde una cantera que está a 1.000 metros de acá vimos cómo una excavadora trabajaba sobre esta barranca. Y, cuando ves una máquina ¡tenés posibilidad de fósiles! Entonces pedimos permiso a los responsables de la empresa que estaba acá –dedicada a la ganadería y minería–, entramos y notamos que en las pilas de tierra que extraían había una gran cantidad de molares de elefantes prehistóricos, perezosos gigantes y ciervos fósiles”, detalla José Luis sobre este sitio que hoy está delimitado por un cerco y plagado de chapitas amarillas que marcan los fósiles que luego cubrirán en yeso para ser transportados al museo.
Desde entonces, aquí encontraron gigantes con nombres como Toxodon, Lestodon y Morenelaphus. Además de antepasados de caballos: Equus e Hippidion. “Más profundo cavás, y más antiguo el sedimento. En esta barranca, que alguna vez fue lecho de río, tenemos 200.000 años de depósitos”, asegura José Luis, que además fue director de Cultura de San Pedro, y dice que, así como Campo Spósito, hay otro lugar con canteras, muy cerca, de la familia Iglesias, que a ocho metros de profundidad tiene fósiles de entre 500 y 700.000 años.