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Cerca del esclarecimiento
Detuvieron al supuesto contratante de los sicarios que mataron a Mauricio Cordara
Julián Gómez fue aprehendido en Rosario, donde habría contactado al asesinado a sueldo apodado Calamar para ejecutar al dirigente ruralista Mauricio Cordara, estrecho colaborador de Pablo Ansaloni, que era el verdadero blanco del ataque ocurrido en noviembre pasado en la ciudad bonaerense de Colón.
Fecha de publicación: 24/02/2023 08:53 Hs.
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Detuvieron al supuesto contratante de los sicarios que mataron a Mauricio Cordara

Un nuevo capítulo de la saga en torno al crimen del dirigente de la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (Uatre) Mauricio Cordara

, asesinado por un sicario rosarino el 18 de noviembre pasado en la ciudad bonaerense de Colón, se terminó de escribir en las últimas horas, con la detención en Rosario de Julián Gómez, acusado de ser partícipe del asesinato del chofer del exdiputado Pablo Ansaloni

Según los investigadores de la causa, que se tramita en la fiscalía de Colón, provincia de Buenos Aires, Gómez sería quien contrató a Alfredo Almirón, alias Calamar, el sicario que ejecutó en la vereda de la casa de Ansaloni a Mauricio Cordara, quien había trasladado a los hijos del sindicalista desde Buenos Aires a ColónCalamar sigue prófugo.

En la fiscalía de Colón, que está a cargo de Magdalena Brandt, sospechan que el blanco del ataque era Ansaloni

Gómez es el sexto detenido en torno a este casosería una pieza clave para develar quién habría pagado una suma de dinero –se sospecha que 300.000 pesos- para matar al excandidato a secretario general de Uatrese impuso Víctor Voytenco

El 21 de enero pasado, efectivos de la Agencia de Investigación Criminal (AIC), al mando del comisario Damián Meza, detuvieron a Iván Alonso, un joven de 19 años que condujo al sicario en un Fiat Palio color rojo desde Rosario hasta Colón aquel 18 de noviembre, cuando esperaron en la esquina de la casa de Ansaloni a que arribara el auto –un VW Vento– en el que el exdiputado trasladaba todos los viernes a sus hijos desde Buenos Aires hasta aquella localidad bonaerense de donde es oriundo.

Pero, el día del crimen, Ansaloni cambió de planes

Alonso es otra pieza clave en la investigación en la que también participa el fiscal rosarino Matías Edery. No solo conoce detalles de cómo se gestó el crimen del dirigente gremial, sino también sabría dónde podría ocultarse el autor material del homicidio. Según sospechan los investigadores, sería el Calamar Almirón, que eventualmente forma parte del grupo criminal Los Romero.

A través del prisma de esta investigación, que avanzó a un ritmo intenso desde el 18 de noviembre pasado, se trasluce el submundo de la violencia y de los asesinos a sueldo en Rosario, en la que aparecen bandas que tienen actividades múltiples, como Los Romero, que manejan búnkeres de venta de drogas, compran y venden autos robados y, además, aportan a cambio de dinero mano de obra para matar

La confirmación de que los sicarios se equivocaron de blanco surgió de una escucha en la cárcel de Piñero. “Le regatilló. Le dieron al que no era”, dijo Ángel Ochoa

La clave para empezar a esclarecer el crimen fue el secuestro del auto que se usó para matar a CordaraRamón Vallejospadre de Hernán Vallejos, conocido como Lichi Romero



Los Romero son una histórica banda que, como la mayoría, se dedicaba a los delitos comunes, como entraderas y robos, hasta que derivó hacia un perfil con una base de recaudación en el manejo de la venta de drogas en la zona cercana a la ruta 34. También, como ocurre con otras organizaciones criminales, como Los Monos, es un clan familiar, liderado por Lichi,

Hasta ahora, la única relación entre el crimen y los Romero es Ramón Vallejosle dieron el auto para quemarlo y, en vez de destruirlo, se lo quedó unos díasLos investigadores creen que esta banda fue la que aportó al sicario, apodado Calamar.

El auto que se utilizó en el crimen fue robado en el partido de Esteban Echeverría, en el conurbano bonaerense, el 30 de agosto del año pasado. Desde allí fue para Rosario, con una patente robada colocada en lugar de la original. Lo compró un ladrón de autos, Ángel Ochoa, que está preso en el pabellón Nº20 de Piñero. Es un hombre que se dedica a ese rubro delictivo, conocido como el “emponchado”

Tres días antes del crimen, Ochoa recibió un mensaje al celular que tenía en la cárcel. Era Fernando Burgos

Ochoa, quien no tenía ni idea del GTA Miami, le contestó que tenía un auto disponible, “un Palio rojo”. Estaba muy lejos de los Camaro que aparecen en el juego. Lo tenían “guardado” en un galpón en México y Nicaragua, en el barrio Empalme Graneros.

Lo que aún es un misterio –y no hay una hipótesis clara– es quién o quiénes ordenaron matar al exdiputado. En un principio asomó como la principal sospecha en la fiscalía a cargo de Magdalena Brandt la posibilidad de que se tratara de una interna gremial de Uatre, gremio que estaba en plena ebullición en medio de la campaña electoral y con denuncias cruzadas entre Ansaloni y el actual secretario general, Voytenco.


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